dor_id: 1501804

506.#.#.a: Público

650.#.4.x: Ciencias Sociales y Económicas

336.#.#.b: other

336.#.#.3: Registro de colección de proyectos

336.#.#.a: Registro de colección universitaria

351.#.#.b: Proyectos Universitarios PAPIIT (PAPIIT)

351.#.#.a: Colecciones Universitarias Digitales

harvesting_group: ColeccionesUniversitarias

270.1.#.p: Dirección General de Repositorios Universitarios. contacto@dgru.unam.mx

590.#.#.c: Otro

270.#.#.d: MX

270.1.#.d: México

590.#.#.b: Concentrador

883.#.#.u: https://datosabiertos.unam.mx/

883.#.#.a: Portal de Datos Abiertos UNAM, Colecciones Universitarias

590.#.#.a: Administración central

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850.#.#.a: Universidad Nacional Autónoma de México

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100.1.#.a: Amada Ampudia Rueda

524.#.#.a: Dirección de Desarrollo Académico, Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA). "Modelo de atención para la prevención, evaluación y tratamiento del maltrato infantil", Proyectos Universitarios PAPIIT (PAPIIT). En "Portal de datos abiertos UNAM" (en línea), México, Universidad Nacional Autónoma de México.

720.#.#.a: Amada Ampudia Rueda

245.1.0.a: Modelo de atención para la prevención, evaluación y tratamiento del maltrato infantil

502.#.#.c: Universidad Nacional Autónoma de México

561.1.#.a: Facultad de Psicología, UNAM

264.#.0.c: 2009

264.#.1.c: 2009

307.#.#.a: 2019-05-23 18:40:21.491

653.#.#.a: Clínica y de la salud; Psicología

506.1.#.a: La titularidad de los derechos patrimoniales de este recurso digital pertenece a la Universidad Nacional Autónoma de México. Su uso se rige por una licencia Creative Commons BY 4.0 Internacional, https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/legalcode.es, fecha de asignación de la licencia 2009, para un uso diferente consultar al responsable jurídico del repositorio por medio de contacto@dgru.unam.mx

041.#.7.h: spa

500.#.#.a: El maltrato infantil, como expresión máxima de agresión, desamparo y desprotección, es un problema social y de salud de primer orden. Aún se desconoce la magnitud real de este fenómeno y las formas de abordarlo, dado que se cuenta con poca información acerca de la epidemiología, factores predisponentes, formas de detección, diagnóstico e intervención, secuelas a corto, medio y largo plazo, así como la mortalidad en cada uno de los tipos de maltrato. Los profesionales de diversas disciplinas que han intentado atenderlo, parecen también desconocer el grado de sensibilización y la formación específica que tales casos ameritan para dar respuesta a las necesidades de evaluación, diagnóstico e intervención a distintos niveles. Con frecuencia en el ámbito de la salud se diagnostican solo los malos tratos físicos graves y/o recidivantes, que aunque es la forma más evidente, es la menos frecuente. Por ello es necesario investigar variables sociales y de la salud, relacionadas con los malos tratos en la infancia, así como las condiciones del niño y su familia con la finalidad de optimizar la eficiencia en la atención al menor que vive este problema (Díaz Huertas, Casado, García, Ruiz y Esteban 1998; Cavalcanti y Williams 2006; Fantuzzo, Stevenson, Kabir y Perry 2007). Al abordar el maltrato infantil se hacen presentes diversos aspectos asociados a dicha problemática, tales como: la influencia de raíces culturales e históricas profundas, la diversidad de opiniones en cuanto a su definición y clasificación, las dificultades inherentes a la investigación y finalmente, una variedad de consideraciones sobre sus repercusiones y manejo terapéutico (Santana, Sánchez y Herrera 1998; Sanmartín 2005). El maltrato infantil considerado como todo acto o conducta que pone en peligro o perjudica la salud o desarrollo físico y emocional de los menores, supone todo tipo de daño que se le haga a un niño de manera intencional o deliberada. Incluye el maltrato físico, el abuso sexual, el maltrato emocional y el abandono entre otros, trato que supone no proveer la norma mínima de atención a los requerimientos físicos y emocionales del niño (Echeburúa y Guerricaechevarría 2005; De Paul y Arruabarrena 2007). Aunque el maltrato infantil no siempre derive en lesiones físicas graves, se debe considerar que toda experiencia de este tipo es perjudicial para el menor (Martínez y De Paul 1993; Cantón y Cortés 2002). Uno de los temas de mayor discusión al definir el maltrato emocional o psicológico, es el de la "intencionalidad". En algunos tipos de maltrato, como los abusos sexuales o los malos tratos físicos, es relativamente fácil delimitar la intencionalidad del adulto, pero no sucede lo mismo cuando los hechos pertenecen a la esfera psíquica. Los casos en los que esta intencionalidad aparece clara son los menos y son más comunes aquellas situaciones de ambigüedad, confusión y "creencia" por parte de los adultos, de que su conducta está justificada y ajustada al comportamiento del niño (Straus 2000; Desbiens y Gagne 2007; Pérez, Ampudia y Carrillo, 2007). Esto no exime la responsabilidad del maltratante, pero si plantea dificultades adicionales y la necesidad de considerar una determinada constelación de factores, para diagnosticar el maltrato emocional y no solamente el de la intencionalidad (English, Upadhyaya, Litrownik, Marshall, Runyan, Gram y Dubowitz 2005). El maltrato infantil rara vez constituye un único evento, ocurre con regularidad y la violencia suele aumentar, trasciende toda diferencia económica, racial, étnica o religiosa. La mayoría de las veces, quien maltrata suele estar emparentado con el menor, como el padre, la madre, padrastro, madrastra u otra persona que lo atiende, aunque algunas de las veces es un extraño (Sanmartín 1999; Mullender 2000) y sucede en toda comunidad, rural y urbana (Moreno 2002; Fang y Corso 2007; Chávez 2007). Por otra parte, es imprescindible discriminar las situaciones cotidianas que se producen en todo desarrollo normalizado como parte de la crianza y educación, en las que los padres deben imponer normas y límites por el propio bienestar del niño, aun en contra de su voluntad, lo que sin embargo podría llegar a ser una situación maltratante (Sarasua y Zubizarreta 2000). El grado en que el maltrato infantil perjudica a un menor depende de la índole del maltrato, la edad del niño, y el ambiente en que éste se desenvuelve (Santaella, Ampudia y Sarabia 2007). En los hogares en que ocurre maltrato infantil, el temor, la inestabilidad y la confusión sustituyen al amor, la comodidad y el afecto que los niños necesitan. El menor maltratado vive en constante temor de que la persona que ha de atenderlo y protegerlo lo maltratará físicamente (Niehoff 2000; Moreno 2002; Mullender 2000). Puede ser que los menores maltratados sientan culpabilidad por querer a quien lo maltrata, o culparse a sí mismo por ocasionar la violencia y al mismo tiempo, manifestar dolencias físicas relacionadas con el estrés y dificultades en escuchar y hablar (Portwood 2008). En la mayoría de las veces, el maltrato suele ocurrir en hogares en que impera la violencia doméstica. Puede que se maltrate y amenace a los niños como forma de castigar y controlar a la víctima adulta (madre) de la violencia en el hogar (Echeburúa y Fernández 2002; Moreno 2002; Trujillo y Fortes 2003). A veces puede ser, que se les lastime sin intención cuando ocurren actos de violencia en su presencia. Con frecuencia, los episodios de violencia doméstica se transmiten e incluyen ataques a los menores; sin embargo, incluso cuando no se ataca directamente al menor, éste se perjudica emocionalmente como resultado de vivir en un núcleo familiar violento (Cantón, Cortés y Justicia 2000). El menor que vive en un ambiente de maltrato, cree que dicho comportamiento es aceptable, pero como no lo es, es frecuente que niños que se crían en hogares violentos tiendan a orientar su comportamiento hacia conductas disruptivas, reportadas en el alto índice de alcoholismo, adicciones y delincuencia juvenil (Gracia 2002; Sarasua y Zubizarreta 2000). Los niños que sufren maltrato tienen múltiples problemas en su desarrollo evolutivo, importantes déficits en las áreas emocional, conductuales y socio-cognitivos que imposibilitan un desarrollo adecuado de su personalidad. Por lo tanto, las dificultades que tienen los niños maltratados se traducen en manifestaciones que pueden ser conductuales, físicas y/o emocionales (Moreno 2002; Simón, López y Linaza 2000). El maltrato emocional o psicológico se presenta en aquellas situaciones en las que los adultos significativos de los que depende el niño, como padres, educadores, tutores, son incapaces de organizar y sostener un vínculo afectivo de carácter positivo, que proporcione la estimulación, el bienestar y el apoyo necesario para su óptimo funcionamiento psíquico (Desbiens y Gagne 2007). El maltrato psicológico es el más difícil de definir y detectar, debido a las dificultades para discriminar entre lo que se puede considerar como las consecuencias del maltrato, y las alteraciones, trastornos o conflictos derivados de diferentes patologías, que suelen provocar distorsiones en los vínculos familiares (Ampudia, Jiménez y Sánchez 2007; Portwood 2008). Las perturbaciones en la conducta y el funcionamiento mental, producto de las situaciones maltratantes, no son específicas, pueden expresarse en cualquier tipo de trastorno psíquico (Haugaart 2004; De Paul y Arruabarrena 2007). De ahí la importancia de buscar respuestas adecuadas que ayuden al niño en su desarrollo evolutivo. El maltrato infantil es un problema complejo de la sociedad que abarca disímiles situaciones que afectan la estructura de la familia en todas dimensiones; se presenta en mayor magnitud en países donde no se le presta la debida atención a la población vulnerable como pueden ser los niños, mujeres y ancianos, por lo que el fomento de las acciones de carácter preventivo y la detección precoz constituyen una de las actividades principales en los casos de riesgo social o maltrato infantil (Holton y Harding 2007). Prevenir el maltrato tampoco resulta nada fácil

046.#.#.j: 2019-11-14 12:26:40.706

264.#.1.b: Dirección General de Asuntos del Personal Académico

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No entro en nada

No entro en nada 2

Registro de colección universitaria

Modelo de atención para la prevención, evaluación y tratamiento del maltrato infantil

Facultad de Psicología, UNAM, Portal de Datos Abiertos UNAM, Colecciones Universitarias

Licencia de uso

Procedencia del contenido

Entidad o dependencia
Facultad de Psicología, UNAM
Entidad o dependencia
Dirección General de Asuntos del Personal Académico
Acervo
Colecciones Universitarias Digitales
Repositorio
Contacto
Dirección General de Repositorios Universitarios. contacto@dgru.unam.mx

Cita

Dirección de Desarrollo Académico, Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA). "Modelo de atención para la prevención, evaluación y tratamiento del maltrato infantil", Proyectos Universitarios PAPIIT (PAPIIT). En "Portal de datos abiertos UNAM" (en línea), México, Universidad Nacional Autónoma de México.

Descripción del recurso

Título
Modelo de atención para la prevención, evaluación y tratamiento del maltrato infantil
Colección
Proyectos Universitarios PAPIIT (PAPIIT)
Responsable
Amada Ampudia Rueda
Fecha
2009
Descripción
El maltrato infantil, como expresión máxima de agresión, desamparo y desprotección, es un problema social y de salud de primer orden. Aún se desconoce la magnitud real de este fenómeno y las formas de abordarlo, dado que se cuenta con poca información acerca de la epidemiología, factores predisponentes, formas de detección, diagnóstico e intervención, secuelas a corto, medio y largo plazo, así como la mortalidad en cada uno de los tipos de maltrato. Los profesionales de diversas disciplinas que han intentado atenderlo, parecen también desconocer el grado de sensibilización y la formación específica que tales casos ameritan para dar respuesta a las necesidades de evaluación, diagnóstico e intervención a distintos niveles. Con frecuencia en el ámbito de la salud se diagnostican solo los malos tratos físicos graves y/o recidivantes, que aunque es la forma más evidente, es la menos frecuente. Por ello es necesario investigar variables sociales y de la salud, relacionadas con los malos tratos en la infancia, así como las condiciones del niño y su familia con la finalidad de optimizar la eficiencia en la atención al menor que vive este problema (Díaz Huertas, Casado, García, Ruiz y Esteban 1998; Cavalcanti y Williams 2006; Fantuzzo, Stevenson, Kabir y Perry 2007). Al abordar el maltrato infantil se hacen presentes diversos aspectos asociados a dicha problemática, tales como: la influencia de raíces culturales e históricas profundas, la diversidad de opiniones en cuanto a su definición y clasificación, las dificultades inherentes a la investigación y finalmente, una variedad de consideraciones sobre sus repercusiones y manejo terapéutico (Santana, Sánchez y Herrera 1998; Sanmartín 2005). El maltrato infantil considerado como todo acto o conducta que pone en peligro o perjudica la salud o desarrollo físico y emocional de los menores, supone todo tipo de daño que se le haga a un niño de manera intencional o deliberada. Incluye el maltrato físico, el abuso sexual, el maltrato emocional y el abandono entre otros, trato que supone no proveer la norma mínima de atención a los requerimientos físicos y emocionales del niño (Echeburúa y Guerricaechevarría 2005; De Paul y Arruabarrena 2007). Aunque el maltrato infantil no siempre derive en lesiones físicas graves, se debe considerar que toda experiencia de este tipo es perjudicial para el menor (Martínez y De Paul 1993; Cantón y Cortés 2002). Uno de los temas de mayor discusión al definir el maltrato emocional o psicológico, es el de la "intencionalidad". En algunos tipos de maltrato, como los abusos sexuales o los malos tratos físicos, es relativamente fácil delimitar la intencionalidad del adulto, pero no sucede lo mismo cuando los hechos pertenecen a la esfera psíquica. Los casos en los que esta intencionalidad aparece clara son los menos y son más comunes aquellas situaciones de ambigüedad, confusión y "creencia" por parte de los adultos, de que su conducta está justificada y ajustada al comportamiento del niño (Straus 2000; Desbiens y Gagne 2007; Pérez, Ampudia y Carrillo, 2007). Esto no exime la responsabilidad del maltratante, pero si plantea dificultades adicionales y la necesidad de considerar una determinada constelación de factores, para diagnosticar el maltrato emocional y no solamente el de la intencionalidad (English, Upadhyaya, Litrownik, Marshall, Runyan, Gram y Dubowitz 2005). El maltrato infantil rara vez constituye un único evento, ocurre con regularidad y la violencia suele aumentar, trasciende toda diferencia económica, racial, étnica o religiosa. La mayoría de las veces, quien maltrata suele estar emparentado con el menor, como el padre, la madre, padrastro, madrastra u otra persona que lo atiende, aunque algunas de las veces es un extraño (Sanmartín 1999; Mullender 2000) y sucede en toda comunidad, rural y urbana (Moreno 2002; Fang y Corso 2007; Chávez 2007). Por otra parte, es imprescindible discriminar las situaciones cotidianas que se producen en todo desarrollo normalizado como parte de la crianza y educación, en las que los padres deben imponer normas y límites por el propio bienestar del niño, aun en contra de su voluntad, lo que sin embargo podría llegar a ser una situación maltratante (Sarasua y Zubizarreta 2000). El grado en que el maltrato infantil perjudica a un menor depende de la índole del maltrato, la edad del niño, y el ambiente en que éste se desenvuelve (Santaella, Ampudia y Sarabia 2007). En los hogares en que ocurre maltrato infantil, el temor, la inestabilidad y la confusión sustituyen al amor, la comodidad y el afecto que los niños necesitan. El menor maltratado vive en constante temor de que la persona que ha de atenderlo y protegerlo lo maltratará físicamente (Niehoff 2000; Moreno 2002; Mullender 2000). Puede ser que los menores maltratados sientan culpabilidad por querer a quien lo maltrata, o culparse a sí mismo por ocasionar la violencia y al mismo tiempo, manifestar dolencias físicas relacionadas con el estrés y dificultades en escuchar y hablar (Portwood 2008). En la mayoría de las veces, el maltrato suele ocurrir en hogares en que impera la violencia doméstica. Puede que se maltrate y amenace a los niños como forma de castigar y controlar a la víctima adulta (madre) de la violencia en el hogar (Echeburúa y Fernández 2002; Moreno 2002; Trujillo y Fortes 2003). A veces puede ser, que se les lastime sin intención cuando ocurren actos de violencia en su presencia. Con frecuencia, los episodios de violencia doméstica se transmiten e incluyen ataques a los menores; sin embargo, incluso cuando no se ataca directamente al menor, éste se perjudica emocionalmente como resultado de vivir en un núcleo familiar violento (Cantón, Cortés y Justicia 2000). El menor que vive en un ambiente de maltrato, cree que dicho comportamiento es aceptable, pero como no lo es, es frecuente que niños que se crían en hogares violentos tiendan a orientar su comportamiento hacia conductas disruptivas, reportadas en el alto índice de alcoholismo, adicciones y delincuencia juvenil (Gracia 2002; Sarasua y Zubizarreta 2000). Los niños que sufren maltrato tienen múltiples problemas en su desarrollo evolutivo, importantes déficits en las áreas emocional, conductuales y socio-cognitivos que imposibilitan un desarrollo adecuado de su personalidad. Por lo tanto, las dificultades que tienen los niños maltratados se traducen en manifestaciones que pueden ser conductuales, físicas y/o emocionales (Moreno 2002; Simón, López y Linaza 2000). El maltrato emocional o psicológico se presenta en aquellas situaciones en las que los adultos significativos de los que depende el niño, como padres, educadores, tutores, son incapaces de organizar y sostener un vínculo afectivo de carácter positivo, que proporcione la estimulación, el bienestar y el apoyo necesario para su óptimo funcionamiento psíquico (Desbiens y Gagne 2007). El maltrato psicológico es el más difícil de definir y detectar, debido a las dificultades para discriminar entre lo que se puede considerar como las consecuencias del maltrato, y las alteraciones, trastornos o conflictos derivados de diferentes patologías, que suelen provocar distorsiones en los vínculos familiares (Ampudia, Jiménez y Sánchez 2007; Portwood 2008). Las perturbaciones en la conducta y el funcionamiento mental, producto de las situaciones maltratantes, no son específicas, pueden expresarse en cualquier tipo de trastorno psíquico (Haugaart 2004; De Paul y Arruabarrena 2007). De ahí la importancia de buscar respuestas adecuadas que ayuden al niño en su desarrollo evolutivo. El maltrato infantil es un problema complejo de la sociedad que abarca disímiles situaciones que afectan la estructura de la familia en todas dimensiones; se presenta en mayor magnitud en países donde no se le presta la debida atención a la población vulnerable como pueden ser los niños, mujeres y ancianos, por lo que el fomento de las acciones de carácter preventivo y la detección precoz constituyen una de las actividades principales en los casos de riesgo social o maltrato infantil (Holton y Harding 2007). Prevenir el maltrato tampoco resulta nada fácil
Tema
Clínica y de la salud; Psicología
Identificador global
http://datosabiertos.unam.mx/DGAPA:PAPIIT:IN307309

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