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506.#.#.a: Público

590.#.#.d: Cada artículo es evaluado mediante una revisión ciega única

510.0.#.a: Arts and Humanities Citation Index, Revistes Cientifiques de Ciencies Socials Humanitais (CARHUS Plus); Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (CLASE); Directory of Open Access Journals (DOAJ); European Reference Index for the Humanities (ERIH PLUS); Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (Latindex); SCOPUS, Journal Storage (JSTOR); The Philosopher’s Index, Ulrich’s Periodical Directory

561.#.#.u: https://www.filosoficas.unam.mx/

650.#.4.x: Artes y Humanidades

336.#.#.b: article

336.#.#.3: Artículo de Investigación

336.#.#.a: Artículo

351.#.#.6: https://critica.filosoficas.unam.mx/index.php/critica

351.#.#.b: Crítica. Revista Hispanoamericana de Filosofía

351.#.#.a: Artículos

harvesting_group: RevistasUNAM

270.1.#.p: Revistas UNAM. Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, UNAM en revistas@unam.mx

590.#.#.c: Open Journal Systems (OJS)

270.#.#.d: MX

270.1.#.d: México

590.#.#.b: Concentrador

883.#.#.u: https://revistas.unam.mx/catalogo/

883.#.#.a: Revistas UNAM

590.#.#.a: Coordinación de Difusión Cultural

883.#.#.1: https://www.publicaciones.unam.mx/

883.#.#.q: Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial

850.#.#.a: Universidad Nacional Autónoma de México

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100.1.#.a: Lazerowitz, Morris

524.#.#.a: Lazerowitz, Morris (1971). Metaphilosophy. Crítica. Revista Hispanoamericana de Filosofía; Vol. 5 Núm. 15, 1971; 3-27. Recuperado de https://repositorio.unam.mx/contenidos/4115789

245.1.0.a: Metaphilosophy

502.#.#.c: Universidad Nacional Autónoma de México

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264.#.1.c: 2018-10-30

506.1.#.a: La titularidad de los derechos patrimoniales de esta obra pertenece a las instituciones editoras. Su uso se rige por una licencia Creative Commons BY-NC-ND 4.0 Internacional, https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/legalcode.es, para un uso diferente consultar al responsable jurídico del repositorio por medio del correo electrónico alberto@filosoficas.unam.mx

884.#.#.k: https://critica.filosoficas.unam.mx/index.php/critica/article/view/124

001.#.#.#: 034.oai:ojs2.132.248.184.97:article/124

041.#.7.h: eng

520.3.#.a: Un nuevo campo de investigación ha surgido bajo el nombre de metafilosofía. Esta investigación se hace sentir hasta en el pensamiento de aquellos filósofos que afanosamente la evitan. La metafilosofía es la investigación de las expresiones filosóficas que tiene como finalidad una comprensión satisfactoria de las características de esas expresiones que permiten los desacuerdos entre los filósofos. Wittgenstein dijo que los problemas filosóficos no tienen solución sino sólo disoluciones. Lo anterior implica que la comprensión clara de una cuestión filosófica le quitaría su aspecto problemático. Mi aforismo privado es que la metafilosofía es el grano de arena en la ostra filosófica. El hecho de que los filósofos han tenido poco o ningún interés por investigar la permanencia de sus desacuerdos revela que no tienen el deseo de entender la naturaleza de su actividad filosófica. Por ese deseo de omnipotencia intelectual pagan con su ceguera respecto de la naturaleza de las proposiciones filosóficas diciendo que éstas no son el tipo de proposiciones para cuya aceptación o rechazo sea importante la experiencia. Lazerowitz analiza la afirmación de Hume de que la sustancia no nos es revelada por ningún sentido, conclusión a la que llega en su investigación sobre si la sustancia es una cosa en la cual inhieren atributos experimentales. Esto nos recuerda la afirmación de Ayer de que lo único que nos revelan los sentidos son sense-data; ésta parece ser una generalización empírica que partiese del examen de casos concretos. Pero esto no es así, ya que no puede haber un contraejemplo teorético en el que algo fuese revelado por nuestros sentidos y no fuese sense-data. A las palabras: “es revelado por nuestros sentidos, pero no es un sense-datum”, no se les ha dado uso descriptivo. Lo mismo ocurre con la afirmación de Hume cuando dice que los colores y las figuras no son sustancias, ésta tampoco es una generalización empírica sino que es la afirmación de una implicación, ya que la oración “ningún color es una sustancia” sería reformulable por: “ser un color implica no ser una sustancia”. La conclusión a la que llega Hume es que a partir de los solos datos sensoriales no tenemos “ninguna idea de sustancia distinta de la de una colección de cualidades particulares”. La investigación de Hume no fue una investigación sobre una colección de cualidades particulares, sino que fue una investigación sobre algo además de esa colección, lo cual no encontró. La implicación de su afirmación es que el nombre “sustancia” en el idioma inglés no tiene sentido literal; y de esto se sigue que “ser un color implica no ser una sustancia” no tiene sentido de la misma manera en que tampoco lo tiene “ser un color implica no ser un crul”. Sin embargo, la primera afirmación es un sinsentido distinto al segundo, pues el enunciado de Hume nos enfrenta con un “enigma” que, no obstante, entendemos. Ahora bien, si las proposiciones de la filosofía no son empíricas, es natural pensar que son a priori, ya sea lógicamente necesarias o lógicamente imposibles. Pero esto que es natural pensar acerca de las proposiciones fuera del campo filosófico puede no ser verdad respecto de las proposiciones en la filosofía. Se considera comúnmente como equivalente el decir: “ser lógicamente necesarias” y “ser analíticas”. Otros filósofos consideran que no todos los argumentos a priori son meramente explicativos: estos filósofos basan su esperanza de que la filosofía nos informe acerca de la realidad en el supuesto de que hay proposiciones lógicamente necesarias y a la vez no analíticas. Independientemente de esta división de opiniones, es claro que de una investigación que consiste en un escrutinio de conceptos resultarán afirmaciones de implicaciones, ya sean éstas analíticas o sintéticas. La palabra “análisis” tiene un uso restringido en filosofía cuando sólo se refiere al procedimiento que tiene como resultado enunciados analíticos; y tiene un uso más amplio cuando se aplica al procedimiento que tiene como resultado un enunciado de implicación, sea éste tautológico o no. Cuando en filosofía el resultado de un análisis no se da en términos de implicación, esto es, cuando el análisis falla para ayudarnos a decidir si una afirmación de implicación es correcta o no, es particularmente importante llegar a una visión clara del asunto. Se ha afirmado que el análisis no es un procedimiento para definir una palabra, sino que es un tipo de examen de objetos extralingüísticos: los conceptos o proposiciones que son los significados de las expresiones de un lenguaje. Wittgenstein, en cambio, considera que el análisis es una investigación sobre el uso que tienen los términos en el lenguaje. La cuestión de si el análisis es una investigación sobre el uso verbal o sobre entidades extralingüísticas puede ser mejor determinada si se clarifica la naturaleza de los enunciados de implicación, o de las proposiciones lógicamente necesarias. Los enunciados de implicación se pueden dividir en dos tipos: aquellos que se pueden llamar “enunciados de identidad”, y aquellos cuyos consecuentes no están relacionados con sus antecedentes de esa manera. Los primeros no transmiten ninguna información sobre las cosas o sucesos por ser verdaderos bajo cualquier condición. Muchos de los filósofos que rechazan la idea de que las proposiciones a priori pueden ser sobre las cosas sustentan la posición de que son verbales (sobre el uso actual de la terminología de un lenguaje). Una versión de este punto de vista es que las proposiciones a priori registran nuestra determinación sobre la manera como se han de usar las palabras; otra versión dice que son verdaderas por definición o por virtud del significado que tienen ciertas palabras; por último, hay otra versión que dice que son proposiciones sobre el uso de los términos y entonces son empíricas, ya que como el uso puede ser diverso, pueden ser en principio falsas. Una tercera postura sostiene la proposición que así como el ser a priori impide que sea sobre las cosas, así el ser a priori impide que sea sobre las palabras. Sostiene que una proposición a priori es una verdad acerca de conceptos, esto es, expresa una implicación que encierra entidades abstractas. Para entender lo que conocemos cuando conocemos que una proposición es verdadera a priori consideramos las oraciones que las expresan y comparamos éstas con (a) las oraciones que expresan proposiciones acerca de las cosas y (b) con oraciones que expresan proposiciones acerca del uso verbal, por ejemplo: “Un parasol es un paraguas grande.” “La palabra ‘parasol’ significa paraguas grande.” “Un parasol es algo estorboso para cargar.” La segunda oración establece lo que conocemos al conocer que la primera oración expresa una afirmación verdadera a priori, pero la primera no establece lo que la segunda establece. La primera oración transmite, sin expresar, lo que la segunda abiertamente expresa, esto es, la segunda revela lo que la oración no verbal encubre. Para poner la diferencia en términos de la distinción entre uso y mención, la segunda menciona un término que ocurre, sin ser mencionado, en la primera. En cambio, la tercera oración no menciona ningún término, sino que usa la palabra “parasol” para referirla a algo, sea actual o imaginado, en tanto que en la primera este término ocurre sin referirse a nada. Tanto la primera como la tercera están en la forma de discurso ontológico (la forma de discurso que se usa para hacer enunciados acerca de la existencia y naturaleza de las cosas). La oración que expresa la proposición a priori, la primera (a diferencia de la tercera), no usa las palabras para referirse a las cosas, su superficie lingüística la hace parecida a la tercera, pero tiene un contenido similar a la segunda, esto es, a la oración verbal. Es el carácter ontológico de la forma de la oración que expresa la proposición a priori la que crea la ilusión de que el lenguaje se usa en este caso para expresar una idea acerca de los hechos básicos de las cosas. Las oraciones que expresan proposiciones a priori transmiten sólo información acerca del uso actual de la terminología de un lenguaje, son “reglas de la gramática” (siguiendo la manera de hablar de Wittgenstein) pero son formuladas en el modo no verbal del discurso. Volviendo a la afirmación de Hume: “no tenemos ninguna idea de la sustancia distinta de la de una colección de cualidades”, ésta tiene sólo importancia gramatical. Afirma que los sustantivos representan a las cualidades, que es lo mismo que decir que los sustantivos son realmente adjetivos. Y el enunciado que dice que el color o la figura no son sustancias, es visto ahora como un enunciado que afirma que el nombre de color o figura no es un sustantivo. Siguiendo a Wittgenstein, quien hizo la importante observación de que el filósofo al rechazar una forma de hablar se ilusiona al creer que echa abajo una proposición acerca de las cosas, nosotros podemos decir que el filósofo cambia disimuladamente el lenguaje bajo la ilusión de que nos revela el contenido del cosmos.

773.1.#.t: Crítica. Revista Hispanoamericana de Filosofía; Vol. 5 Núm. 15 (1971); 3-27

773.1.#.o: https://critica.filosoficas.unam.mx/index.php/critica

022.#.#.a: ISSN electrónico: 1870-4905; ISSN impreso: 0011-1503

310.#.#.a: Cuatrimestral

300.#.#.a: Páginas: 3-27

264.#.1.b: Instituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM

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No entro en nada

No entro en nada 2

Artículo

Metaphilosophy

Lazerowitz, Morris

Instituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM, publicado en Crítica. Revista Hispanoamericana de Filosofía, y cosechado de Revistas UNAM

Licencia de uso

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Cita

Lazerowitz, Morris (1971). Metaphilosophy. Crítica. Revista Hispanoamericana de Filosofía; Vol. 5 Núm. 15, 1971; 3-27. Recuperado de https://repositorio.unam.mx/contenidos/4115789

Descripción del recurso

Autor(es)
Lazerowitz, Morris
Tipo
Artículo de Investigación
Área del conocimiento
Artes y Humanidades
Título
Metaphilosophy
Fecha
2018-10-30
Resumen
Un nuevo campo de investigación ha surgido bajo el nombre de metafilosofía. Esta investigación se hace sentir hasta en el pensamiento de aquellos filósofos que afanosamente la evitan. La metafilosofía es la investigación de las expresiones filosóficas que tiene como finalidad una comprensión satisfactoria de las características de esas expresiones que permiten los desacuerdos entre los filósofos. Wittgenstein dijo que los problemas filosóficos no tienen solución sino sólo disoluciones. Lo anterior implica que la comprensión clara de una cuestión filosófica le quitaría su aspecto problemático. Mi aforismo privado es que la metafilosofía es el grano de arena en la ostra filosófica. El hecho de que los filósofos han tenido poco o ningún interés por investigar la permanencia de sus desacuerdos revela que no tienen el deseo de entender la naturaleza de su actividad filosófica. Por ese deseo de omnipotencia intelectual pagan con su ceguera respecto de la naturaleza de las proposiciones filosóficas diciendo que éstas no son el tipo de proposiciones para cuya aceptación o rechazo sea importante la experiencia. Lazerowitz analiza la afirmación de Hume de que la sustancia no nos es revelada por ningún sentido, conclusión a la que llega en su investigación sobre si la sustancia es una cosa en la cual inhieren atributos experimentales. Esto nos recuerda la afirmación de Ayer de que lo único que nos revelan los sentidos son sense-data; ésta parece ser una generalización empírica que partiese del examen de casos concretos. Pero esto no es así, ya que no puede haber un contraejemplo teorético en el que algo fuese revelado por nuestros sentidos y no fuese sense-data. A las palabras: “es revelado por nuestros sentidos, pero no es un sense-datum”, no se les ha dado uso descriptivo. Lo mismo ocurre con la afirmación de Hume cuando dice que los colores y las figuras no son sustancias, ésta tampoco es una generalización empírica sino que es la afirmación de una implicación, ya que la oración “ningún color es una sustancia” sería reformulable por: “ser un color implica no ser una sustancia”. La conclusión a la que llega Hume es que a partir de los solos datos sensoriales no tenemos “ninguna idea de sustancia distinta de la de una colección de cualidades particulares”. La investigación de Hume no fue una investigación sobre una colección de cualidades particulares, sino que fue una investigación sobre algo además de esa colección, lo cual no encontró. La implicación de su afirmación es que el nombre “sustancia” en el idioma inglés no tiene sentido literal; y de esto se sigue que “ser un color implica no ser una sustancia” no tiene sentido de la misma manera en que tampoco lo tiene “ser un color implica no ser un crul”. Sin embargo, la primera afirmación es un sinsentido distinto al segundo, pues el enunciado de Hume nos enfrenta con un “enigma” que, no obstante, entendemos. Ahora bien, si las proposiciones de la filosofía no son empíricas, es natural pensar que son a priori, ya sea lógicamente necesarias o lógicamente imposibles. Pero esto que es natural pensar acerca de las proposiciones fuera del campo filosófico puede no ser verdad respecto de las proposiciones en la filosofía. Se considera comúnmente como equivalente el decir: “ser lógicamente necesarias” y “ser analíticas”. Otros filósofos consideran que no todos los argumentos a priori son meramente explicativos: estos filósofos basan su esperanza de que la filosofía nos informe acerca de la realidad en el supuesto de que hay proposiciones lógicamente necesarias y a la vez no analíticas. Independientemente de esta división de opiniones, es claro que de una investigación que consiste en un escrutinio de conceptos resultarán afirmaciones de implicaciones, ya sean éstas analíticas o sintéticas. La palabra “análisis” tiene un uso restringido en filosofía cuando sólo se refiere al procedimiento que tiene como resultado enunciados analíticos; y tiene un uso más amplio cuando se aplica al procedimiento que tiene como resultado un enunciado de implicación, sea éste tautológico o no. Cuando en filosofía el resultado de un análisis no se da en términos de implicación, esto es, cuando el análisis falla para ayudarnos a decidir si una afirmación de implicación es correcta o no, es particularmente importante llegar a una visión clara del asunto. Se ha afirmado que el análisis no es un procedimiento para definir una palabra, sino que es un tipo de examen de objetos extralingüísticos: los conceptos o proposiciones que son los significados de las expresiones de un lenguaje. Wittgenstein, en cambio, considera que el análisis es una investigación sobre el uso que tienen los términos en el lenguaje. La cuestión de si el análisis es una investigación sobre el uso verbal o sobre entidades extralingüísticas puede ser mejor determinada si se clarifica la naturaleza de los enunciados de implicación, o de las proposiciones lógicamente necesarias. Los enunciados de implicación se pueden dividir en dos tipos: aquellos que se pueden llamar “enunciados de identidad”, y aquellos cuyos consecuentes no están relacionados con sus antecedentes de esa manera. Los primeros no transmiten ninguna información sobre las cosas o sucesos por ser verdaderos bajo cualquier condición. Muchos de los filósofos que rechazan la idea de que las proposiciones a priori pueden ser sobre las cosas sustentan la posición de que son verbales (sobre el uso actual de la terminología de un lenguaje). Una versión de este punto de vista es que las proposiciones a priori registran nuestra determinación sobre la manera como se han de usar las palabras; otra versión dice que son verdaderas por definición o por virtud del significado que tienen ciertas palabras; por último, hay otra versión que dice que son proposiciones sobre el uso de los términos y entonces son empíricas, ya que como el uso puede ser diverso, pueden ser en principio falsas. Una tercera postura sostiene la proposición que así como el ser a priori impide que sea sobre las cosas, así el ser a priori impide que sea sobre las palabras. Sostiene que una proposición a priori es una verdad acerca de conceptos, esto es, expresa una implicación que encierra entidades abstractas. Para entender lo que conocemos cuando conocemos que una proposición es verdadera a priori consideramos las oraciones que las expresan y comparamos éstas con (a) las oraciones que expresan proposiciones acerca de las cosas y (b) con oraciones que expresan proposiciones acerca del uso verbal, por ejemplo: “Un parasol es un paraguas grande.” “La palabra ‘parasol’ significa paraguas grande.” “Un parasol es algo estorboso para cargar.” La segunda oración establece lo que conocemos al conocer que la primera oración expresa una afirmación verdadera a priori, pero la primera no establece lo que la segunda establece. La primera oración transmite, sin expresar, lo que la segunda abiertamente expresa, esto es, la segunda revela lo que la oración no verbal encubre. Para poner la diferencia en términos de la distinción entre uso y mención, la segunda menciona un término que ocurre, sin ser mencionado, en la primera. En cambio, la tercera oración no menciona ningún término, sino que usa la palabra “parasol” para referirla a algo, sea actual o imaginado, en tanto que en la primera este término ocurre sin referirse a nada. Tanto la primera como la tercera están en la forma de discurso ontológico (la forma de discurso que se usa para hacer enunciados acerca de la existencia y naturaleza de las cosas). La oración que expresa la proposición a priori, la primera (a diferencia de la tercera), no usa las palabras para referirse a las cosas, su superficie lingüística la hace parecida a la tercera, pero tiene un contenido similar a la segunda, esto es, a la oración verbal. Es el carácter ontológico de la forma de la oración que expresa la proposición a priori la que crea la ilusión de que el lenguaje se usa en este caso para expresar una idea acerca de los hechos básicos de las cosas. Las oraciones que expresan proposiciones a priori transmiten sólo información acerca del uso actual de la terminología de un lenguaje, son “reglas de la gramática” (siguiendo la manera de hablar de Wittgenstein) pero son formuladas en el modo no verbal del discurso. Volviendo a la afirmación de Hume: “no tenemos ninguna idea de la sustancia distinta de la de una colección de cualidades”, ésta tiene sólo importancia gramatical. Afirma que los sustantivos representan a las cualidades, que es lo mismo que decir que los sustantivos son realmente adjetivos. Y el enunciado que dice que el color o la figura no son sustancias, es visto ahora como un enunciado que afirma que el nombre de color o figura no es un sustantivo. 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Idioma
eng
ISSN
ISSN electrónico: 1870-4905; ISSN impreso: 0011-1503

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